Moisés
le dijo al Señor: -Tú insistes en que yo debo guiar a este pueblo, pero no me
has dicho a quién enviarás conmigo. También me has dicho que soy tu amigo y que
cuento con tu favor. Pues si realmente es así, dime qué quieres que haga. Así
sabré que en verdad cuento con tu favor. Ten presente que los israelitas son tu
pueblo. –Yo mismo iré contigo y te daré descanso – Respondió el Señor.
(Éxodo 33:12-14)
A Moisés se le encomendó un gran trabajo en sus manos.
Él sabía que necesitaba la presencia de Dios, buscó la seguridad de que Dios en
verdad iba con él y le ayudará.
Esto es lo que nosotros necesitamos también: La
presencia de Dios y su descanso. No importa lo difícil que sea nuestra
circunstancia, el conocimiento de Su presencia nos fortalecerá y nos capacitará
para hacer el trabajo que tenemos a la mano. Recuerda buscar la presencia de
Dios, no Sus “presentes”.
En nuestro servicio o ministerio, a veces podemos
disgustarnos o frustrarnos mientras tratamos de brindar esperanza y sanidad a
los demás; a lo largo de los años, Dios nos ha enseñado a permanecer calmos,
tranquilos y firmes frente a los desafíos. Nos ha mostrado la importancia de
ser adaptables, manteniendo nuestros ojos puestos en Él. Sin concentrarnos en
nuestros propios planes. Si las cosas no resultan como de verdad queremos,
debemos relajarnos y confiar en Él para que nos muestre qué hacer. He aprendido
que cuando estoy disgustada, no puedo oír con claridad a Dios; por ende, busco
la paz en todo momento.
¿Cómo reaccionas tu cuando tus planes queda en la nada y
parece que no tienen ninguna opción? Algunos de nosotros simplemente nos
rendimos diciéndole a Dios: “¡Bueno, así son las cosas! ¡Mi plan ya se
arruinó!”. Es necesario que pensemos en quien causó la “ruina”. Para comenzar,
si Dios arruinó nuestro plan, teníamos el plan equivocado. Si el diablo lo
arruinó, el Señor nos dará otro plan, uno que será diez veces mejor que el que
fracasó.
Con demasiada frecuencia, comenzamos a culpar al enemigo
como una respuesta condicionada cuando las cosas no resultan como queremos. No
todo es culpa del diablo, hay ocasiones en que estamos tratando de hacer como
queríamos. No todo es culpa del diablo. Hay ocasiones en que estamos tratando
de hacer algo que nunca fue la voluntad de Dios. Aunque hay cosas que queremos,
debemos aprender a desear lo que Dios desea, ¡aún más de lo que deseamos lo que
nosotros mismos queremos!
Cuando nuestros planes no funcionan, simplemente debemos
someterlos a Dios y descansar en Su presencia.
“El que habita al abrigo del Altísimo, se acoge a la
sombra del Todopoderoso”. Salmo 91:1
Es tan necesario que comprendamos que Dios es nuestro
Refugio y nuestra Fortaleza. Podremos dependen
y esperar confiadamente en Él. Si el diablo está resistiéndote y causándote problemas,
Dios te los mostrará. Después deberías tomar
autoridad sobre él, recordándole que el Mayor vive dentro de ti. Cuando
resistas al diablo y confíes rotundamente en Dios, tu plan siempre prevalecerá.
Moisés le pidió a
Dios que le mostrara Su camino para poder conocerlo. El Señor le contestó dándole
la seguridad a Moisés que Su presencia estaría con él y le daría el descanso. Lo
que Moisés realmente necesitaba en ese tiempo difícil de su vida era la
presencia del Señor y su descanso. Aunque desearíamos conocer los planes de
Dios para nosotros, lo que necesitamos más que nada es Su presencia en nuestra
vida, la cual nos dará descanso dondequiera que Él nos envíe y en cualquier misión
que nos asigne.
Cada día desea la voluntad de Dios más que la tuya
propia. Cuando las cosas no funcionen como tú lo planeaste, permanece tranquilo
y confía en Dios. Busca Su presencia en todo tiempo, si tu problema y demora es
resultado de la oposición satánica, recuerda que Satanás quizá venga en tu
contra por un camino, pero tendrá que huir delante de ti por siete caminos, si tú
mantienes tus ojos en Dios.
“No
tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De
hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley.” (Romanos 13:8)
La
Palabra de Dios nos enseña que no tenemos que deberle nada a nadie excepto para
amarlo.
En
2 de Reyes 4:7, vemos que debemos pagar nuestras deudas. Cuando permitimos que
las deudas nos abrumen, nos desanimamos, nos deprimimos rápidamente.
¿Te
has dado cuenta de que una de las razones principales por las que la gente se
endeuda es porque sus emociones están fuera de control? Cuando un deseo de
placer personal, un sentido de prestigio o la capacidad de impresionar a otros
hace que vivamos más allá de nuestros medios, acabamos endeudados.
Si
tú y yo vamos a llegar a alguna parte en el Reino de Dios, debemos
aprender vivir según la sabiduría y no
según nuestro deseo carnal, que es la emoción humana.
“Dios
bendice al joven que actúa con
sabiduría, y que saca de ella más provecho que del oro y la plata. La sabiduría y el
conocimiento valen más que las piedras preciosas; ¡ni
los tesoros más valiosos se les pueden comparar!” (Proverbios
3:13-15)
La sabiduría toma hoy la decisión con
la que te sentirás bien mañana. La emoción hace lo que la hace sentir bien hoy
sin pensar en mañana. Cuando llega el mañana, los sabios lo disfrutan en paz y
seguridad, pero los necios acaban desanimados y deprimidos. ¿Por qué razón?
Porque los sabios se han preparado para el mañana y son capaces de disfrutar
los frutos de su trabajo, mientras que los necios, que han puesto el placer
primero, ahora deben pagar por ayer.
¡Es mucho mejor trabajar ahora y
jugar después, que jugar ahora y preocuparse después!
Es tan desalentador ir al buzon de
cada día y no encontrar más que cuentas, cuentas y más cunetas, a la larga, ese
desánimo conduce a la depresión por causa de la presión de no ver una salida.
Cuando cargamos en la cuenta cosas que no podemos realmente cancelar, estamos
gastando hoy la prosperidad de mañana. Entonces, cuando el mañana llega, lo
único que tenemos son DEUDAS.
Para vivir una vida disciplinada, que
es realmente la necesaria para producir buen fruto en nuestras vidas, debemos
estar dispuestos a invertir hoy para poder cosechar mañana.
Para aliviar el desánimo y la
depresión que vienen por estar endeudados, debemos salir de la deuda
convirtiéndonos en personas lo suficientemente disciplinadas como para no
pensar en los sacrificios de hoy, sino en las recompensas de mañana.
“Hermanos,
si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales debe
restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también
puede ser *tentado. Ayúdense unos a otros a llevar sus cargar, y así cumplirán
la ley de Cristo. Si alguien cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se
engaña a sí mismo.” (Gálatas 6:1-3)
En
lo personal, leído y meditado mucho estos pasajes en demasiadas ocasiones.
Tengo un temperamento natural que elude a la humildad, así que necesito toda la
ayuda de La Palabra de Dios que pueda obtener.
Realmente
si quiero agradar a Dios, estoy dispuesta a hacer las cosas a su manera, no a
la mía sin importar lo difíciles que sean.
Estos
pasajes me recuerdan que si bien la mala conducta debe ser confrontada en forma
pasiva, también habrá ocasiones en que tenga que soportar las fallas de algunas
personas problemáticas. Dios probará mi paciencia, y mi orgullo.
La
humildad nos permite ser verdaderamente personas pacientes con los errores de los
demás. Mientras andemos en amor y oramos por ellos, Dios va a obrar y tratará
con sus fallas. Cosechamos lo que sembramos: Si sembramos misericordia, cuando
nosotros la necesitemos, cosecharemos misericordia.
Aun
cuando se nos haga difícil quizá soportar las debilidades de los demás, La
Palabra de Dios nos va a fortalecer y nos capacitara para hacer su voluntad.
Cuando te encuentres tentado a ser orgulloso, estudia o medita las Escrituras,
pídele al Espíritu Santo que haga a través de ti lo que no puedes lograr con
simple fuerza de voluntad.
Recuerda,
el orgullo es un pecado también, y es el culpable el cual se esconde detrás de
las relaciones rotas. Las señales del orgullo incluyen la falta de voluntad
para admitir fallas o renunciar a asumir la responsabilidad por las propias
acciones.
El
orgullo quiere hablar siempre, pero no quiere escuchar, el orgullo no hace las
paces nunca; el orgullo es testarudo, no quiere ser instruído, ni exhortado,
quiere instruir a los demás.
El
pecado de Lucifer fue el orgullo, ¡Dijo que se levantaría a sí mismo y a su
trono por encima de Dios! entonces, vemos que esa clave de orgullo se
manifiesta cuando una persona se tiene en más alta estima que las demás
personas, pero Dios dice que; Todos somos iguales ante sus ojos. Lucifer por
supuesto, nunca ha sido igual que Dios, pero en lo que respecta a relaciones
humanas, ninguna persona es mejor que otra.
Recuerda
eso: Ninguna persona es mejor que otra. Ante los ojos de Dios, todos somos
iguales. Y estarás bien encaminado para poder evitar el orgullo.
No
te engañes creyendo que siendo
orgulloso, te llevará a dónde en verdad tú quieres ir. Más bien, permite que la
verdad del pasaje de Gálatas desciende profundamente en tú corazón, tú
vida y te cambie de adentro hacia
afuera. Sé paciente, deja el orgullo; si en tú vida quizá no has visto
verdaderamente lo que quieres ver realizado, ¿será por orgullo? Deja que Dios
trabaje en ti, y deja que Dios trabaje en los demás, él más que tú conoce a las
demás personas.
“No
den lo sagrado a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los
despedacen; ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen.” (Mateo
7:6)
Mateo 7:6 creo que se refiere a la capacidad que Dios
nos ha dado de amarnos los unos a los otros.
Si tenemos la capacidad de amar a los demás y sabemos
que Dios nos ha mandado a que los amemos, pero lo que hacemos es juzgarlos por
su condición o pecado, hemos tomado las cosas santas (el amor) y las hemos
echado a los perros y los cerdos (espíritus inmundos).
Muchos creyentes han abierto una puerta para que esos
espíritus pisoteen las cosas santas y vuelvan
y los rompan en pedazos.
Hace días hablando con una amiga me comentaba que,
cuando estaba embarazada de su segundo hijo, ya era cristiana, bautizada en el
Espíritu Santo, llamada al ministerio y una diligente estudiante de la Palabra.
Había aprendido ejercitar su fe para sanar, pero durante los primeros tres
meses del embarazo, estaba cansada y enferma, dice que había perdido mucho peso,
y energía, según me decía paso mucho tiempo en cama, con náuseas y muy cansada
que apenas podía mover.
Esa situación la confundió, porque se había sentido
maravillosamente durante los primeros tres meses de embarazo, confiaba
sinceramente en Dios que podía no estar enferma durante el embarazo. Un día
mientras estaba en su cama me comentaba viendo a su esposo y a su hijo pasar un
buen rato en el patio, le pregunto agresivamente a Dios: “¿Qué está mal en mí?
¿Por qué estoy tan enferma? ¿Y por qué no me pongo bien? Y El Espíritu Santo la
guío a Leer este mismo pasaje que hoy te estoy compartiendo a ti, cuando lo
hizo, dice que se acordó de un evento que había sucedido un par de años antes.
Dice que mientras estaba en su cama recordó, que una
amiga cristiana junto a ella habían hablado de otra amiga cristiana, la habían
juzgado y criticado porque estaba embarazada y había dejado de ir a la iglesia,
porque decía que se sentía mal. Mi amiga creyó que su problema era que ella no
tenía ganas de “superar” su situación e ir a la iglesia. Nunca le ofreció
ninguna clase de ayuda. Simplemente decidieron que era una debilucha y que
estaba usando su embarazado como una excusa para ser perezosa y autoindulgente.
Ella se dio cuenta que estaba en la misma situación de
su amiga, Dios le mostró que aunque había estado sana durante el primer
embarazo, había abierto una enorme puerta al diablo por sus juicios y críticas.
Tomo las perlas, las cosas santas (su capacidad para
amar a esa mujer) y las tiró a los perros y los cerdos, y ahora ellos volvieron
y la destrozaron. Pero ella me comentaba también que fue muy rápida para
arrepentirse de corazón y pedirles inclusive perdón a esa misma hermana y a
Dios antes que nada. Tan pronto lo hizo, su salud fue completamente restaurada.
Ahora bien, aprendí una importante lección del
testimonio de mi amiga sobre los peligros de juzgar y criticar a otros. Jesús
nos dice que no juzguemos a los demás por nuestro propio bien; Él no desea que
a su vez seamos juzgados.
Hace unos meses, un amigo que mintió mucho, y que
también lastimo y ofendió a su ex relación, le mostraba esto antes de que tú lo
leyeras y le aconseje que se arrepintiera, que perdonara, y si él sentía el
alivio de hablarle a la persona que también lo lastimo que lo hiciera, al final
él, luego de toda enfermedad que estuvo pareciendo en ese proceso de
restauración en su vida, aprendió que de nada servía juzgar a su ex pareja,
simplemente por todo lo que había pasado.
Todos en algún momento llegamos a ser imprudentes,
desobedientes a la Palabra, y a su divina misericordia. Pero debemos tener en
mente que delante del Rey no somos nadie, ni nada. Y que no somos aptos para
manipular, juzgar y criticar a alguien por mucho que se haya equivocado.
A veces utilizamos pasajes para justificar nuestras
obras, cuando delante de Dios siguen siendo igual de sucias, y desagradables.
Como hijos de Dios aunque nos cueste entender y
asimilar, aunque nos hayan hecho mucho daño y nos hayan fallado, nosotros
debemos aprender lo que Jesús nos enseñó, a
PERDONAR y AMAR a aquellos que inclusive se burlaron de nosotros.
Dios prueba tu corazón, y eso también determinan tus
obras y tu fe, porque de nada sirve tener Fe sino tienes amor, y de nada sirve
tener amor sino tienes perdón en tu vida, no podemos vivir de raíces de
amargura, no podemos vivir de resentimientos, tampoco podemos vivir del pasado
y de lo que nos hicieron seguir hablando, eso déjalo atrás, perdona, deja de
juzgar y ama porque así es como Dios te va a recompensar.
Resiste la tentación de criticar y juzgar, y, de ese
modo, capacítate a ti mismo y a otros para disfrutar de bendiciones, en vez de
recibir juicios.
11 Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. 12 Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. 13 Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo *corazón.
(Jeremías 29)
Como el pueblo de Betania estaba a unos tres kilómetros de la ciudad de Jerusalén, muchos de los judíos que vivían cerca de allí fueron a visitar a Marta y a María, para consolarlas por la muerte de su hermano. Cuando Jesús llegó a Betania, se enteró de que habían sepultado a Lázaro cuatro días antes. Al enterarse Marta de que Jesús había llegado, salió a recibirlo, y María se quedó en la casa. Entonces Marta le dijo a Jesús: —Señor, si tú hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. (Juan 11: 17-21)
“La prueba es solo la excusa de Dios para
Glorificarse en Tu Vida”
Muchas veces llegamos a
pensar y a decirle a Dios lo que Marta le dijo a Jesús pero de diferente
manera, a veces es un “¿Dios porque no me respondes?” ¿Por qué permitiste Señor
que ocurriría todo esto?” “¿Por qué no llegas a tiempo, donde estás?” y nos
llegamos a desesperar por muchas dudas en nuestra vida, por las pruebas que
Dios permite que pasemos, porque recuerda que Dios prueba el corazón, y muchas
veces nos quejamos, lastimamos o nos lastimamos y no nos damos cuenta que
dejamos a un lado a Dios, porque el problema o la prueba ha sido mas fuerte de
lo que pensamos.
Tú y yo sabemos muy bien
quien es Jesús, Él es poderoso, Él es un Dios sobrenatural, es un Dios
misericordioso y amoroso, la prueba es solo la excusa de Dios para glorificarse
en Tú vida.
Eso que pensaste que estaba
muerto, Dios lo resucitara. Él es la resurrección y la vida, Él es el UNICO que
puede sacarte el hoyo cenagoso, del valle de sombra, nadie más que Él, Él es el
único que te puede ayudar a olvidar lo que causaron en ti, también Él es y ha
sido quien ha estado en control de ti, a pesar de que quizá ni sientas su
presencia, pero Él no te ha abandonado, Él siempre esta contigo.
En cada área de nuestra
vida Dios quiere manifestarse y resucitar tus sueños, tus anhelos, aquello que
has dejado como muerto, aquello que haz pensado que no funciona, o que nunca
será, Dios quiere hacerlo realidad, conforme a su voluntad.
Cuando tú y yo entramos en esa posición de no somos nada, de que Dios no nos ha respondido, quien soy yo para decirte, me duele y siento dolor, pero realmente Dios sabe tu necesidad y conoce tu corazón y si estás siendo humilde, y si estas esperando la respuesta de Dios, él va a darte la victoria solo debes esperar su tiempo, no el tuyo.
Dios no improvisa su respuesta, Él se excusa de tu prueba o problema para Glorificarse en ella.
“Todavía con lágrimas en los ojos, Jesús se acercó a la cueva donde habían puesto el cuerpo de Lázaro, y ordenó que quitaran la piedra que cubría la entrada. Pero Marta le dijo:—Señor, hace cuatro días que murió Lázaro. Seguramente ya huele mal. Jesús le contestó: —
¿No te dije que, si confías en mí, verás el poder de Dios” (Juan 11: 38-40)
La duda es una desconfianza absoluta, cuando desconfiamos de Dios. Tú tiempo y mi tiempo no es el tiempo de Dios, mis pensamientos y tus pensamientos no son los pensamientos de Dios. Debes aprender a esperar en Él.
Busca la voluntad de Dios sobre tu vida, cree para ver. Espera para ver la victoria que Dios tiene preparado para ti, no sé cual sea tu problema, tu prueba, tu circunstancia, tu adversidad, tu enfermedad, pero Dios quiere resucitar cada área de tu vida que esta muerta, Él quiere ser tu sanador, tu salvador, tu Dios todopoderoso, solo debes creerle a Él y no buscar otros medios, porque nadie, ni nada te podrá sacar adelante ni olvidar el dolor, ni sanar tus heridas, solamente Dios.
“La gente quitó la piedra de la entrada.
Luego, Jesús miró al cielo y dijo: “Padre, te doy gracias porque me has
escuchado. “ (Juan 11:41). Mientras está la prueba el
Señor está intercediendo por ti.
Tu comunión con
Dios es más importante. Cree en el Señor y vas a ver ese milagro. Te lo aseguro.
Esperar es difícil, pero debemos creer el milagro antes de verlo realizado.
Dios esta en control.
Dios nunca
improvisa sus respuestas, Él está esperando que te rindas y le creas. Recuerda
que vivimos gracias a Él, y sea cual sea tu situación, Dios quiere abrazarte y
mostrarte su amor y todo lo que Él tiene preparado para ti.
Esperar
desespera, pero debes confiar y rendirte a Dios, porque para Él no hay nada,
ninguna cosa imposible.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)