Jesús sabe por qué actuamos como lo hacemos. Él ve y recuerda todas las
heridas y golpes emocionales de nuestro pasado. Él sabe para qué fuimos
creados. Él conoce el temperamento que nos fue dado dentro del vientre
de nuestra madre. Él conoce y comprende nuestras debilidades[que todos
tenemos]. Él conoce cada temor, cada inseguridad, cada duda, todos
nuestros pensamientos equivocados acerca de nosotros mismos.
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